Unitatis Redintegratio es fruto
del movimiento ecuménico, un movimiento que lo tuvo muy difícil en sus
orígenes, a mediados del siglo XX, y que tiene
como fin la restauración de la unidad de la Iglesia[1].
El concilio define este movimiento como “las actividades e iniciativas que se
suscitan y se ordenan a fomentar la unidad de los cristianos” (nº 4).
A nivel más institucional, el
papa san Juan XXIII, crea y oriennta el Aecretariado para la Promocion de la Unidad Cristiana. De esta
forma, el Santo Padre se convierte en el primer papa en apoyar el movimiento
ecuménico dándole forma en un secretariado pontificio.
Aunque el concilio le dedique un
decreto al diálogo ecuménico, hay que decir que
el ecumenismo cruza todo el concilio como una línea transversal. Es
decir, no podemos entender el ecumenismo como un tema aparte entre muchos otros
sino una cuestión eminentemente seria y tratada.
El decreto se firmó en noviembre
de 1963 por el papa Pablo VI con el nombre
De oecumenismo[2]
cuyo esquema consta de tres capítulos: el primero, Principios del ecumenismo
católico; el segundo, Práctica del
ecumenismo y el tercero, Cristianos
separados de la Iglesia católica.
Podríamos decir que ya en número
dos nos presenta una cristología bastante explícita ya que vemos a un
Jesucristo deseoso de la unidad, aludiendo al famoso Juan 17.
En el proemio ya nos dice la suma
importancia que tiene el decreto dentro del Concilio ya que uno de los
objetivos del concilio es “reconstruir la unidad entre los cristiano” (nº1),
motivado por “el arrepentimiento y deseo de unión”. También nos dirá que el
documento pretende ser un llamamiento a los cristianos a que construyan medios
para la unidad.
Con el primer capítulo, el
decreto pretenderá definir los principios católicos del ecumenismo. Esto no nos
debe llevar a error, no debemos confundir esto con un “ecumenismo católico” yuxtapuesto
al cristiano en general[3]
sino unos principios regidos por la
Iglesia Católica con el cual establecen una postura ecuménica.
Digamos que establecerá una teología católica sobre la
unidad y la unicidad[4],
que parte del ruego de Jesús “que todos sean uno” (Jn 17) y el cual instituye
una Iglesia con el colegio de los Doce, unidos por la fuerza del Espíritu Santo
(nº 2). Vemos una “eclesiología de comunión” en la cual toda ella culmina en el misterio eucarístico,
fuente y expresión de la unidad[5].
También nos prohíbe tener una
actitud inquisidora con respecto a los hermanos separados pues somos hermanos
que estamos unidos por el bautismo (nº
3). Por lo tanto, estamos, aunque imperfecta, en comunión.
En el nº 3 vemos una afirmación
muy importante, que “las Iglesias y Comunidades separadas, aunque carecen
deficiencias, de ninguna manera carecen de significación y peso en el misterio
de la salvación”. Ya en la encíclica Mystici
Corporis (1943) de Pio XII vemos la afirmación que la Iglesia católica es
la Iglesia de Jesucristo pero también este mismo papa condenaba la
interpretación exclusivista del axioma extra
ecclesiae nulla salus[6].
Con el concilio se dará un paso y se dirá que hay medios de salvación que la
encontramos en su plenitud en la Iglesia Católica. Es afirmación es fundamental
para el diálogo ecuménico para ser tolerantes y valorar al hermano separado sin
caer en un relativismo eclesiológico.
En el nº 4 vemos una meta: que
todos los cristianos se consagren en la única celebración de la
Eucaristía, el mayor signo de unidad. De
este número también hay que subrayar la importancia que le da a la libertad y la
caridad, esta última es el medido fundamental del cristiano.
Para estudiar el ecumenismo es
fundamental tener en cuenta la conversión interior (nº 6). No podemos echar
balones fuera, debemos tener en cuenta que nosotros podemos ser fabulosos
puentes o inmensos obstáculos para la unidad.
En el nº 11 vemos algo muy
importante para el diálogo ecuménico: la jerarquía de verdades. Con esto se
quiere decir que no se puede dar la misma importancia a distintas
afirmaciones. Hay que distinguir
lo que es verdad de fe, verdad teológica cierta, hipótesis teológica o
especulación de filosofía religiosa[7].
El capítulo tercero hablará de
una manera más pragmática de las dos grandes divisiones que hay en la Iglesia:
Oriente (Ortodoxos) y Occidente (Reformados)[8].
La conclusión el concilio es
básicamente recordar el compromiso que tiene todo cristiano y cristiana con
respecto al diálogo ecuménico (nº 24).
En mi opinión, Unitatis Redintegratio es uno de los
decretos más “progresistas” de todo el concilio. Es un documento que llama incesantemente
al diálogo, al desaburguesamiento y al progreso de ls instituciones y
conciencias religiosas para que se den frutos ya en la historia de una comunión
que debemos esperar a la escatología para que sea plena.
En palabras del concilio y del
cardenal Walter Kasper[9],
pienso que es fundamental tener en cuenta el Espíritu, que aunque debemos
trabajar por la unidad esta es una gracia divina. Esto, más que abusrguesarnos,
nos debe ayudar a caminar pues nos hace ser más consciente que esto no es una
lucha ideológica, una moda pasajera ni siquiera una cuestión moral sino más
bien un mandato del mismo Jesucristo que nos alienta con su Espíritu.
[1] Introducción al decreto
Unitatis Redintegratio” en Concilio
Ecuménico Vaticano II, Ed. BAC, Madrid, 62007, p. 602.
[2] Ibíd., p. 604.
[3] Ibíd., p. 603.
[4] G. Thils, El decreto sobre ecumenismo del Concilio
Vaticano II, comentario doctrinal, Ed. Desclee de Brouwer, Bilbao, 1968,
.45.
[5] Ibíd., p. 46.
[6]
W. Kasper, Conferencia sobre el 40 aniversario de la promulgación
del decreto conciliar "Unitatis Redintegratio", http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/chrstuni/card-kasper
docs/rc_pc_chrstuni_doc_20041111_kasper-ecumenism_sp.html, Vaticano, 2004.
[7] Ibíd., p. 157.
[8] Ibíd., p. 168.
[9] W. Kasper, Conferencia
sobre el 40 aniversario de la promulgación del decreto conciliar "Unitatis
Redintegratio”
De nuevo me encuentro con una síntesis muy densa. Gerardo, cuando sintetizas demasiado corres el riesgo de dejar cosas importantes, y además, no siempre puedes utilizarlo para estudiar. Debes intentar ponerte unos límites en cuanto a la extensión, eso ayuda. Saludos
ResponderEliminar