jueves, 7 de enero de 2016

COMENTARIO A LA UNITATIS REDINTEGRATIO

Unitatis Redintegratio es fruto del movimiento ecuménico, un movimiento que lo tuvo muy difícil en sus orígenes, a mediados del siglo XX, y que tiene  como fin la restauración de la unidad de la Iglesia[1]. El concilio define este movimiento como “las actividades e iniciativas que se suscitan y se ordenan a fomentar la unidad de los cristianos” (nº 4).
A nivel más institucional, el papa  san Juan XXIII,  crea y oriennta  el Aecretariado para la  Promocion de la Unidad Cristiana. De esta forma, el Santo Padre se convierte en el primer papa en apoyar el movimiento ecuménico dándole forma en un secretariado pontificio.
Aunque el concilio le dedique un decreto al diálogo ecuménico, hay que decir que  el ecumenismo cruza todo el concilio como una línea transversal. Es decir, no podemos entender el ecumenismo como un tema aparte entre muchos otros sino una cuestión eminentemente seria y tratada.
El decreto se firmó en noviembre de 1963 por el papa Pablo VI con el nombre De oecumenismo[2] cuyo esquema consta de tres capítulos: el primero, Principios  del ecumenismo católico; el segundo, Práctica del ecumenismo y el tercero, Cristianos separados de  la Iglesia católica.
Podríamos decir que ya en número dos nos presenta una cristología bastante explícita ya que vemos a un Jesucristo deseoso de la unidad, aludiendo al famoso Juan 17.
En el proemio ya nos dice la suma importancia que tiene el decreto dentro del Concilio ya que uno de los objetivos del concilio es “reconstruir la unidad entre los cristiano” (nº1), motivado por “el arrepentimiento y deseo de unión”. También nos dirá que el documento pretende ser un llamamiento a los cristianos a que construyan medios para la unidad.
Con el primer capítulo, el decreto pretenderá definir los principios católicos del ecumenismo. Esto no nos debe llevar a error, no debemos confundir esto con un “ecumenismo católico” yuxtapuesto al cristiano en general[3] sino unos principios regidos  por la Iglesia Católica con el cual establecen una postura ecuménica.
Digamos que  establecerá una teología católica sobre la unidad y la unicidad[4], que parte del ruego de Jesús “que todos sean uno” (Jn 17) y el cual instituye una Iglesia con el colegio de los Doce, unidos por la fuerza del Espíritu Santo (nº 2). Vemos una “eclesiología de comunión” en la cual  toda ella culmina en el misterio eucarístico, fuente y expresión de la unidad[5].
También nos prohíbe tener una actitud inquisidora con respecto a los hermanos separados pues somos hermanos que estamos unidos por el bautismo  (nº 3). Por lo tanto, estamos, aunque imperfecta, en comunión.
En el nº 3 vemos una afirmación muy importante, que “las Iglesias y Comunidades separadas, aunque carecen deficiencias, de ninguna manera carecen de significación y peso en el misterio de la salvación”. Ya en la encíclica Mystici Corporis (1943) de Pio XII vemos la afirmación que la Iglesia católica es la Iglesia de Jesucristo pero también este mismo papa condenaba la interpretación exclusivista del axioma extra ecclesiae nulla salus[6]. Con el concilio se dará un paso y se dirá que hay medios de salvación que la encontramos en su plenitud en la Iglesia Católica. Es afirmación es fundamental para el diálogo ecuménico para ser tolerantes y valorar al hermano separado sin caer en un relativismo eclesiológico.
En el nº 4 vemos una meta: que todos los cristianos se consagren en la única celebración de la Eucaristía,  el mayor signo de unidad. De este número también hay que subrayar la importancia que le da a la libertad y la caridad, esta última es el medido fundamental del cristiano.
Para estudiar el ecumenismo es fundamental tener en cuenta la conversión interior (nº 6). No podemos echar balones fuera, debemos tener en cuenta que nosotros podemos ser fabulosos puentes o inmensos obstáculos para la unidad.
En el nº 11 vemos algo muy importante para el diálogo ecuménico: la jerarquía de verdades. Con esto se quiere decir que no se puede dar la misma importancia a distintas
afirmaciones. Hay que distinguir lo que es verdad de fe, verdad teológica cierta, hipótesis teológica o especulación de filosofía religiosa[7].
El capítulo tercero hablará de una manera más pragmática de las dos grandes divisiones que hay en la Iglesia: Oriente (Ortodoxos) y Occidente (Reformados)[8].
La conclusión el concilio es básicamente recordar el compromiso que tiene todo cristiano y cristiana con respecto al diálogo ecuménico (nº 24).
En mi opinión, Unitatis Redintegratio es uno de los decretos más “progresistas” de todo el concilio. Es un documento que llama incesantemente al diálogo, al desaburguesamiento y al progreso de ls instituciones y conciencias religiosas para que se den frutos ya en la historia de una comunión que debemos esperar a la escatología para que sea plena.
En palabras del concilio y del cardenal Walter Kasper[9], pienso que es fundamental tener en cuenta el Espíritu, que aunque debemos trabajar por la unidad esta es una gracia divina. Esto, más que abusrguesarnos, nos debe ayudar a caminar pues nos hace ser más consciente que esto no es una lucha ideológica, una moda pasajera ni siquiera una cuestión moral sino más bien un mandato del mismo Jesucristo que nos alienta con su Espíritu.





[1] Introducción al decreto Unitatis Redintegratio” en Concilio Ecuménico Vaticano II, Ed. BAC, Madrid, 62007, p. 602.
[2] Ibíd., p. 604.
[3] Ibíd., p. 603.
[4] G. Thils, El decreto sobre ecumenismo del Concilio Vaticano II, comentario doctrinal, Ed. Desclee de Brouwer, Bilbao, 1968, .45.
[5] Ibíd., p. 46.
[6] W. Kasper, Conferencia sobre el 40 aniversario de la promulgación del decreto conciliar "Unitatis Redintegratio", http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/chrstuni/card-kasper docs/rc_pc_chrstuni_doc_20041111_kasper-ecumenism_sp.html, Vaticano, 2004.

[7] Ibíd., p. 157.
[8] Ibíd., p. 168.
[9] W. Kasper, Conferencia sobre el 40 aniversario de la promulgación del decreto conciliar "Unitatis Redintegratio”

1 comentario:

  1. De nuevo me encuentro con una síntesis muy densa. Gerardo, cuando sintetizas demasiado corres el riesgo de dejar cosas importantes, y además, no siempre puedes utilizarlo para estudiar. Debes intentar ponerte unos límites en cuanto a la extensión, eso ayuda. Saludos

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